Análisis del informe: Efec1vidad y seguridad de las técnicas de relajación basadas en la inducción de sensaciones corporales
María Pilar Ramírez García, PhD
Profesora, Facultad de enfermería, Universidad de Montreal
Análisis por páginas
Página 1: El ?tulo del informe no es justo puesto que el entrenamiento autógeno no es
una técnica basada en la inducción, sino en la concentración de sensaciones corporales
(Schultz, 1958).
Página 13: El resumen dirigido a la ciudadanía menciona que el nivel de evidencia es bajo;
sin embargo, esta afirmación es demasiado general y no refleja adecuadamente el estado
actual del conocimiento. De hecho, los beneficios del entrenamiento autógeno para tratar
problemas de salud como la ansiedad y el dolor crónico han sido confirmados en varios
metaanálisis (Kohlert et al., 2022; Manzoni et al., 2008). No obstante, es cierto que aún
es necesario conXnuar invesXgando la eficacia de esta técnica en ciertos síntomas y/o en
poblaciones con problemas de salud específicos (Ramirez-Garcia et al., 2020).
Página 15: Es preocupante que el entrenamiento autógeno haya sido considerado una
pseudoterapia, lo que sugiere un probable sesgo cogniXvo por parte de las autoras y
autores del informe. Ellas y ellos se refieren a la definición de pseudoterapia del Plan de
Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias, que describe una pseudoterapia como
'una sustancia, producto, acXvidad o servicio que no tenga soporte en el conocimiento
cien?fico'. Sin embargo, esta definición no se alinea con el estado actual de conocimientos
sobre el entrenamiento autógeno. De acuerdo con los resultados del mismo informe,
entre 2006 y 2021 se publicaron al menos 13 revisiones sistemáXcas y 15 ensayos clínicos
aleatorios. Según esta definición, el entrenamiento autógeno no debería haber sido
considerado una pseudoterapia. Los autores del informe han impuesto dos criterios muy
restricXvos: la ausencia de conocimiento durante un período de seis años (2012-2018) y
la exclusividad de información en una sola base de datos. Estos criterios podrían clasificar
numerosas terapias, productos y acXvidades como pseudoterapias. Me pregunto si los
autores han encontrado algún organismo nacional o internacional que clasifique esta
técnica de relajación como pseudoterapia. Llevo aproximadamente diez años estudiando
esta técnica y no conozco ninguno. Por el contrario, numerosas organizaciones cien?ficas
internacionales respaldan esta técnica de relajación para el tratamiento de diversos
problemas de salud (NaXonal Center for Complementary and IntegraXve Health, 2024).
Esta técnica también se ha tratado en libros sobre el manejo integral de diversos
problemas de salud (Kliger & Lee, 2004; Rakel, 2016).
Por otra parte, las explicaciones proporcionadas por los autores del informe acerca de su
metodología de búsqueda son insuficientes y no permiten evaluar el rigor del proceso.
Resulta crucial preguntar: ¿Cómo se realizó la búsqueda en la base de datos? ¿Fue en los
?tulos, en los resúmenes, por palabras clave o por descriptores? ¿Cuántas personas
estuvieron involucradas en este proceso?
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En la página 17, las explicaciones sobre el entrenamiento autógeno son inadecuadas. Los
principales exponentes de esta técnica, como De Rivera (1999); Luthe (2014); Schultz
(1958) no la asocian con la sugesXón, sino con la concentración en sensaciones corporales.
Además, en esta misma página, observo que algunos argumentos presentados en el
cuarto párrafo carecen de respaldo cien?fico. Esto plantea una pregunta importante: ¿En
qué se basan los autores del informe para formular estos argumentos si no cuentan con
referencias cien?ficas?"
En la página 18, los autores del informe indican en el úlXmo párrafo que un metaanálisis
de más de 60 estudios, realizado por Steker y Kupper (2002), encontró efectos posiXvos
del entrenamiento autógeno en síntomas lsicos y psicológicos en personas con varios
problemas de salud. Sin embargo, en la frase siguiente, mencionan que actualmente no
se dispone de suficiente evidencia cien?fica. Esta afirmación parece contradecir los
resultados del metaanálisis mencionado. Si el estudio de Steker and Kupper (2002) ha
demostrado efectos posiXvos, es cuesXonable que los autores afirmen que no hay
suficiente evidencia actualmente. Cabe recordar que el conocimiento cien?fico es
acumulaXvo y no se limita a un período específico, como sugieren Boote and Beile (2005);
Morin and Logsdon (2022). Por esta razón, las recomendaciones de la colaboración
Cochrane para realizar revisiones sistemáXcas de efecXvidad desaconsejan limitar la
búsqueda a un período de Xempo, a menos que haya razones clínicas o teóricas que lo
jusXfiquen (Higgins et al., 2023). En este senXdo, las directrices del Joanna Briggs InsXtute
también apoyan esta visión (Tufanaru et al., 2020).
En la página 21, las autoras y autores afirman haber seguido la metodología Cochrane
para realizar la revisión sistemáXca. Sin embargo, esta metodología recomienda incluir
todos los ar?culos publicados disponibles (Higgins et al., 2023) y no limitar el periodo de
estudio, como incorrectamente han hecho los autores del informe, que solo consideraron
publicaciones de 2006 a 2021. Como mencioné anteriormente, el conocimiento cien?fico
es acumulaXvo y no debe restringirse a un periodo específico.
Además, un aspecto crucial de esta metodología es que el foco del estudio debe ser
preciso respecto a un problema de salud y/o una población específica. No obstante, el
informe incluye tanto a poblaciones sanas como a aquellas con patologías o condiciones
clínicas, lo cual diluye la precisión del estudio.
Se consultó un número muy limitado de bases de datos y no se realizó ningún esfuerzo
por idenXficar literatura gris, lo que plantea dudas sobre la afirmación de que ninguna
guía de prácXca clínica incluye el entrenamiento autógeno en sus recomendaciones.
Además, no está claro cómo se llevó a cabo la búsqueda manual a parXr de las referencias
de los ar?culos seleccionados ni qué criterios se usaron para elegir dichos ar?culos.
Por otra parte, el informe no menciona si se realizó un ejercicio piloto para la selección de
ar?culos, una estrategia recomendada por la metodología Cochrane (Higgins et al., 2023).
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Es peculiar que se hayan incluido revisiones sistemáXcas, dado que esto correspondería a
una metodología de revisión de revisiones sistemáXcas y no a una revisión sistemáXca de
efecXvidad (Gates et al., 2020; Higgins et al., 2023). Todos estos aspectos cuesXonan
significaXvamente el rigor conceptual y metodológico de la revisión, parXcularmente en
lo referente a la búsqueda y selección de ar?culos
La metodología descrita en la página 24 es poco precisa en cuanto a la extracción de datos,
el análisis de sesgos y la síntesis y análisis realizados. Surgen preguntas específicas sobre
cómo procedieron los autores del informe para la evaluación del riesgo de sesgos cuando
la información en los ar?culos no era clara. ¿Contactaron a los autores de los estudios
incluidos para clarificar dudas? Si no fue así, ¿cuál fue la razón? Además, ¿realizaron un
ejercicio piloto antes de proceder al análisis de sesgos, como recomienda la metodología
para asegurar un análisis homogéneo? La falta de precisión en estos aspectos reduce
significaXvamente el rigor en el tratamiento de los datos de la revisión sistemáXca.
En la página 25, es perXnente cuesXonar por qué los autores del informe no consultaron
a expertos o invesXgadores especializados en el entrenamiento autógeno y con
experiencia en revisiones sistemáXcas, dada la naturaleza cien?fica del informe. En lugar
de ello, optaron por asociarse con organizaciones profesionales o clínicas. ¿Cuál era el
objeXvo subyacente de esta elección de consultación? Este enfoque podría influir en la
objeXvidad y la amplitud de las perspecXvas incluidas en el informe.
La Figura 1 de la página 28 revela que cinco referencias de revisiones sistemáXcas y un
estudio experimental aleatorio fueron excluidos debido al idioma, lo cual representa otra
limitación significaXva. La metodología Cochrane no recomienda imponer esta restricción
idiomáXca (Higgins et al., 2023). Además, la falta de contacto con los autores de los
ar?culos, junto con la exclusión por idioma, ha sido asociada con revisiones sistemáXcas
de baja calidad (Wang et al., 2015). Estos elementos cuesXonan la exhausXvidad y la
calidad de la revisión sistemáXca realizada.
Página 31: El segundo párrafo indica que solo cuatro estudios proporcionan información
sobre el proceso de aleatorización y ocultación de secuencia. Sin embargo, este dato
parece omiXr el estudio de Ramirez Garcia et al. (2020) que claramente describe este
proceso en el cuarto párrafo de la página 2 del ar?culo. Esto podría ser un error de
omisión, pero también podría sugerir problemas en el análisis de sesgos de los ar?culos
revisados.
Entre las páginas 32 y 46, los autores del informe presentan los resultados interpretando
inicialmente las revisiones sistemáXcas idenXficadas y, posteriormente, los estudios
clínicos aleatorios, integrando algunos de ellos en metaanálisis. Cabe cuesXonarse por
qué no uXlizaron los estudios primarios incluidos en dichas revisiones sistemáXcas, en
lugar de presentar las revisiones que conXenen estudios que no cumplen los criterios de
inclusión. Esta aproximación habría permiXdo integrar más estudios en los metaanálisis y
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obtener una evidencia más sólida, de acuerdo con las recomendaciones de la metodología
Cochrane para revisiones sistemáXcas de efecXvidad (Higgins et al., 2023).
El segundo párrafo de la página 47 menciona que la heterogeneidad de los estudios limita
la validez de las conclusiones. Este argumento es incorrecto; si bien la heterogeneidad
complica la combinación de resultados y la robustez de la evidencia, no necesariamente
afecta la validez de los resultados individuales (Schünemann et al., 2023).
En la página 49, se indica que no se aplicó la valoración sistemáXca GRADE para evaluar
la evidencia. ¿Por qué se omiXó esta valoración y cómo pueden los autores concluir que
la evidencia no es sólida sin este análisis? Esta omisión plantea dudas sobre la rigurosidad
con la que se ha evaluado y presentado la solidez de la evidencia
Análisis global
En resumen, el informe presenta problemas significaXvos tanto a nivel de rigor conceptual
como metodológico. Considerar el entrenamiento autógeno como pseudoterapia se basa
en una interpretación errónea de una definición y carece de respaldo de ar?culos
cien?ficos o de organizaciones cien?ficas nacionales o internacionales.
Metodológicamente, existen problemas relacionados con la idenXficación del foco de la
revisión sistemáXca, las etapas de búsqueda y selección de ar?culos, la extracción de
datos y el análisis de sesgos, así como en las etapas de síntesis y análisis de la evidencia.
Todos estos aspectos limitan significaXvamente la validez de los resultados de este
informe.
Montreal, 30 abril 2024
Pilar RAMIREZ GARCIA, infirmière, Ph.D.
Professeure agrégée
Responsable académique │3e année du baccalauréat
Faculté des sciences infirmières, Université de Montréal
T 514-343-7295
Pilar.Ramirez.Garcia@UMontreal.ca
Membre régulier recherche en interventions en sciences infirmières du Québec (RRISIQ)
Chercheuse réseau SIDAMI
Chercheuse associée CRCHUM Axe carrefour de l’innovation et de l’évaluation en santé
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